En la vanguardia de la biotecnología ambiental, el género bacteriano Bacillus se distingue por su extraordinaria capacidad para la depuración del agua. Estas bacterias Gram-positivas, ampliamente distribuidas en la naturaleza, son valoradas por su resiliencia y su versatilidad metabólica, lo que las convierte en agentes clave en procesos de biorremediación y tratamiento de aguas residuales.
Atributos biotecnológicos de Bacillus
La eficiencia de Bacillus en la depuración se debe a una serie de características únicas:
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Formación de esporas: En condiciones ambientales adversas, como la falta de nutrientes o la presencia de contaminantes, las especies de Bacillus pueden formar endosporas. Estas estructuras de resistencia les permiten sobrevivir por largos periodos y reactivarse cuando las condiciones son favorables. Esta característica es crucial para la formulación de productos de bioaumento estables, que pueden ser almacenados y aplicados de manera efectiva en diferentes sistemas de tratamiento.
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Amplio espectro metabólico: Las bacterias del género Bacillus son capaces de degradar una vasta gama de compuestos orgánicos. Algunas especies son particularmente eficientes en la descomposición de materia orgánica compleja, mientras que otras han demostrado su capacidad para tolerar y bioremediar metales pesados, como el cromo hexavalente.
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Producción de enzimas y biopelículas: Muchas especies de Bacillus secretan enzimas extracelulares (como proteasas, amilasas y lipasas) que ayudan a descomponer contaminantes en moléculas más pequeñas y digeribles. Además, su capacidad para formar biopelículas o flóculos favorece la floculación y la sedimentación de los sólidos, un paso fundamental para la clarificación del agua.
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Capacidades probióticas: En contextos específicos como la acuicultura, especies de Bacillus (por ejemplo, Bacillus subtilis o Bacillus licheniformis) son utilizadas como probióticos. Al añadirlas al agua, no solo mejoran su calidad al degradar residuos, sino que también benefician la salud de los peces y camarones al inhibir el crecimiento de microorganismos patógenos.
El uso de Bacillus en el tratamiento de aguas se ha extendido desde los lodos activados y los biorreactores hasta la acuicultura y la biorremediación de suelos. Su capacidad para adaptarse a diversas condiciones y su efectividad en la remoción de contaminantes los consolidan como una de las herramientas más prometedoras y sostenibles para enfrentar los desafíos de la calidad del agua.